viernes, 3 de agosto de 2012

COMO ESA FUENTE




Señor, yo quiero ser como esa fuente

que pusiste en la hondura, recatada

de los vanos ruidos de la senda...

¡Quítame todo lo engañoso, y dame

el inefable don de la divina simplicidad!

Vivir desconocido,
en oculta quietud. Ser la limpieza
casta y prístina, ser ha mansedumbre
y ser la claridad...
¡Hundirse en una
suspensión amorosa, en un arrobo
tan diáfano y tan hondo, que abajemos
el cielo al contemplarlo, y lo sintamos
nuestro, en ha pura intimidad del alma!

Ser una dádiva
perenne, y derramada, y jubilosa,
y una consolación inacabable
para la sed de todos los sedientos.

Y cantar, cantar siempre -bajo el alba
o entre la noche, por amables sendas
o por ríspidos cauces agresivos-,
una canción divinamente dulce...

¡Señor, yo quiero ser como esa fuente!...

-Alfonso Junco

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