Recuerde este proverbio chino:
Los Maestros pueden abrir la puerta mas sólo usted puede entrar.
Tenga un proyecto de vida, mas esté abierto para percibir las señales del camino.
Sea flexible como los gajos de un árbol al viento, así nada podrá quebrarlo.
Encienda un incienso.
El marcar el tiempo de su meditación o de cualquier actividad y purifica el ambiente.
Además de eso, según los monjes zen-budistas, el humo esparce bienestar a todos los seres y eleva nuestro espíritu.
Tenga cerca una caja de arena, con algunas piedras y modifique cada día la posición de ellas y el trazado de los granos.
Mover en el jardín zen es una forma de aquietar la mente y una metáfora de la vida: Todo está cambiando en todo momento, un día es diferente de otro y usted puede crear su presente.
En el trabajo, cuando estuviera en una situación de conflicto o recibiera una provocación, no reaccione inmediatamente. Respire y preste atención, pues siempre hay una manera de resolver las cuestiones de forma pacífica, con respecto amorosamente. Caso contrario, usted entra en la sintonía de acciones y pensamientos negativos, dañinos para los otros y para usted mismo.
En el tránsito, manténgase atento y gentil con los otros conductores. Mantenga distancia y ceda el paso. Si está muy alterado con la espera, tenga en el vehículo música tranquila y algunos caramelos. Eso baja la ansiedad y suaviza el enojo e impaciencia.
Simplemente sea lo que es, Acepte su cuerpo y sus pensamientos.
Acuérdese de mirar hacia el cielo.
Eso expande los límites de la mente y nos recuerda que somos una pequeña parte del inmenso Universo, que esta siempre en movimiento.
Al hablar, use palabras de cariño y respeto, pues usted está delante de otro ser humano, sea quien fuera.
Reserve algún tiempo y apenas quede sin hacer nada:
No piense, no contemple, no desee cambios.
En cada gesto simple de lo cotidiano, usted puede descubrir nuevos placeres. Saboree el agua y cada alimento como un bien precioso, una fuente de energía vital.
Cuando este comiendo o cocinando, no despedicie.
Comience el día sentándose con la columna erecta, (puede ser en la silla), perciba su respiración, los latidos de su corazón, sus tensiones, sus pensamientos.
Quédese así por algunos minutos, después respire hondo y salga al mundo dispuesto a aceptar el día como venga, como si fuese el primero de su vida.
Viva el momento presente. El pasado ya se fue y el futuro aún no existe.
El aquí y ahora es la única realidad.
La respiración tiene el poder de cambiar rápidamente su estado de ánimo.
En situaciones de estrés, ansiedad, enojo, tristeza, calme su respiración y tenga en mente que todas las situaciones son pasajeras, que todo está en constante transformación.
Preste atención en todo lo que hiciere y mire las acciones y los comportamientos repetitivos como una nueva oportunidad de percibir la vida con más cuidado y amor.
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